Vol. 4 | No. 7 | Febrero - julio
2024 | ISSN: 3006-1385 | ISSN-L:
3006-1385 | Pág. 50 - 62
Educación en valores a estudiantes de derecho, pilar indispensable para el ejercicio
profesional
Education in values for law students, an essential
pillar for professional practice
Patricia Susana Chavarria
Campos
patricichavarria043@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-3410-3537
Universidad
Autónoma del Beni José Ballivian. Trinidad, Bolivia
Artículo recibido 10 de septiembre de
2023 / Arbitrado 30 de septiembre de 2023 / Aceptado 17 de noviembre 2023 /
Publicado 01 de febrero de 2024
http://doi.org/10.62319/simonrodriguez.v.4i7.28
RESUMEN
La presente investigación tiene como
objetivo reflexionar sobre la relevancia que tiene para el ejercicio de la profesión, la
formación de valores en los estudiantes de derecho de la Universidad Autónoma Tomas Frías en Bolivia. La investigación se
desarrolló bajo un enfoque mixto
(cuantitativa-cualitativa), con una encuesta a 100 escolares
del primer y segundo año de la carrera antes referida y entrevista
estructurada a 10 docentes. Los principales
resultados destacan que los educandos reconocen que la educación superior contribuye al desarrollo
humano y social. Los docentes estuvieron
de acuerdo en que la educación en valores es un proceso sistémico,
pluridimensional, intencional e
integrado que se concreta a través de
lo curricular, y
extracurricular. Se concluye que es
pertinente en los alumnos de esta
ciencia para que
cuando ejerzan cumplan no solo
con el compromiso social de impartir justicia y hacerlo con responsabilidad e idoneidad,
también que sean entre otras cosas honestos, solidarios, respetuosos y humildes; apegados a las normas
sociales, morales y legales establecidas
por la sociedad.
Palabras clave: Educación
en valores; formación de valores; ética profesional; estudiantes de derecho; valores humanos.
ABSTRACT
The objective of
this research is to reflect on
the relevance that the formation of
values in law students at the Tomas Frías
Autonomous University in Bolivia has for
the practice of the profession. The research was developed under a mixed
approach (quantitative-qualitative),
with a survey of 100 schoolchildren from the first and
second year of the aforementioned degree and a structured interview with
10 teachers. The main results highlight
that students recognize that higher education contributes to human and social development. The
teachers agreed that education in values is a systemic, multidimensional,
intentional and integrated process that is realized through the curricular and extracurricular.
It is concluded that it is pertinent for the
students of this science so that
when they practice they comply not only with the
social commitment to administer justice and do so with responsibility
and suitability, but also that they are,
among other things, honest, supportive, respectful and humble; attached to the social, moral and legal norms
established by society.
Keywords: Education in values; formation of values; professional
ethics; Law students; human values.
INTRODUCCIÓN
Los seres humanos forman sus valores a
través de la socialización. Desde la perspectiva de Guillén et al. (2022), es en la familia donde se dan los
primeros aprendizajes, los padres enseñan a sus hijos, principios y valores para saber comportarse de manera
correcta. Según Rangel (2017), juega un rol protagónico en el proceso de convertir a sus miembros más
jóvenes en personas íntegras, por lo que resulta significativa la forma en que se lleve a cabo esta función
educativa. Esto se debe según Brizuela et al. (2021), a que es precisamente el hogar la primera educación
que recibe el niño, de modo que este es su primer ámbito social. Por ende, la educación es
responsabilidad de los padres y es un derecho de los hijos recibirla de forma adecuada dentro de un ambiente
propicio.
En este sentido, Véliz
et al. (2017) considera que los valores son principios característicos de la
especie humana, que guían al hombre en
su conducta, sentimientos y sentido de lo correcto. Aunque por sí solos no son decisivos, permiten elegir qué es lo
mejor a la hora de actuar, por arriesgada, difícil o peligrosa que sea la situación. Orientan la vida y
conductas de una persona o de una institución, e influyen en las decisiones más importantes a tomar. Para
Brizuela et al. (2021, p. 986), constituyen una “guía general de conducta, definidos también como
determinaciones espirituales que designan la significación positiva de las cosas, los hechos, los fenómenos, las
relaciones y los sujetos, para un individuo, un grupo, una clase social o la sociedad en su conjunto”.
Es de gran importancia también la
escuela y la formación integral que en ella se recibe, correspondiéndole a los docentes desarrollan estrategias para
alcanzar cambios en la conducta de sus alumnos, por ser imprescindibles para la convivencia de un
sujeto social que está en formación. Para Yaguana et al. (2019), los valores son designados como temas
transversales, dado que fragmentan el currículum escolar en diferentes ámbitos de conocimiento y se
conforman por contenidos temáticos de carácter interdisciplinar de trascendencia social.
Se coincide con Larios (2017), en que
educar en valores se fundamenta en formar ciudadanos auténticos que puedan comprometerse en la
construcción de un mundo justo, inclusivo, equitativo e intercultural. En el que con la expresión de
su conducta se forje un mundo mejor, lleno de esperanza y más humano, para poderse disfrutar a plenitud.
Esta es una práctica en la que se debe insistir de forma contante aunque se detecten a diario situaciones
adversas en cuanto al respeto, la obediencia, justicia, solidaridad, responsabilidad, justicia, compromiso, y más.
Según Gómez et al. (2014), educar en
valores significa contribuir a la formación integradora del individuo, porque los valores no se enseñan y
aprenden de la misma manera que los conocimientos y las habilidades. Se trata de los componentes de
la personalidad, sus contenidos y sus formas de expresión a través de conductas y comportamientos de
carácter intencional, consciente y de voluntad, por parte tanto del educador como del educando, quien
debe asumir dicha influencia a partir de su cultura, y estar dispuesto al cambio.
Para Moreno et al. (2020), la
educación en valores se traduce en un proceso humanizador
que marca al individuo en el transcurso
de su vida, lo cual permitirá las buenas relaciones a nivel personal y
social, de modo que manifieste las
virtudes que le distinguen. Su objetivo es el desarrollo de destrezas,
hábitos, actitudes y conocimientos, que
capaciten a las personas para hacer, intervenir, comportarse, aprender e interrelacionarse con los demás, con base en
valores.
Para Sosa et al. (2016), la
universidad juega un rol especial al transmitir los conocimientos y formar habilidades; así como el educar de forma
integral a los jóvenes. Constituye el espacio donde se transmiten cultura, actitudes, hábitos e incluso
valores. A estos últimos se le confiere gran importancia dada la etapa de la vida por la que transitan los estudiantes
cuando son universitarios. Según De los Ríos et al. (2015), las funciones formativas de la universidad
consisten en potenciar el desarrollo de la personalidad, el mejoramiento de la capacidad para la búsqueda
del conocimiento, y vincularlo con los valores que deben predominar en los educandos en relación con
el esfuerzo, la curiosidad, la cooperación y la solidaridad, entre otros.
Se coincide con Valdés et al. (2020) y
Velasteguí et al. (2021), en que las universidades
tienen la responsabilidad de combinar el
compromiso ético con el de difundir el conocimiento. Estos autores consideran que la formación de valores es
aquel proceso integral, donde las personas son capaces de mejorar y desempeñar un conocimiento (saberes),
habilidades (saber hacer), actitudes y valores (saber ser).
Desde la perspectiva de Sánchez
(2015), los estudiantes universitarios al afianzar los valores de responsabilidad, sinceridad, diálogo,
confianza, autoestima, creatividad, paz, amistad, respeto, reconocimiento y cooperación, se educan
integralmente como seres humanos que evidencian su relación con el otro, en un esfuerzo por comprender,
defender y practicar lo aprendido.
La formación del universitario es
compleja y delicada, así lo refiere Llamas et al. (2020), además de los saberes en su campo de conocimiento, han de
tener cualidades éticas y morales que le permitan transformar su entorno y contribuir con una sociedad más
humana. Dada la pérdida de valores que se vive en la época actual, se precisa la implantación de modelos
que promuevan la formación integral de los educandos, con énfasis en la formación de valores, lo que
contribuirá a sus competencias profesionales, para incorporarse de manera efectiva a la vida laboral de la
sociedad en la que deseen integrarse.
Para lograr la instrucción de valores
Pérez (2019) refiere que puede ser a través de la educación formal, mediante los planes, programas y contenidos
curriculares que imparten las instituciones educativas; así como por medio de la educación informal, como
resultado de sus experiencias, vivencias e interacciones sociales. En el logro de resultados
satisfactorios en este sentido se requiere un diagnóstico integral del programa educativo que se impartirá, del
estudiante y del educador.
Entre tanto, Larios (2017) plantea que
para la educación en valores debe tenerse en cuenta tres elementos, el primero es conocer al
estudiante en cuanto a determinantes internas de la personalidad (intereses, valores, concepción del mundo,
motivación, etc.); actitudes y proyecto de vida (lo que piensa, desea, dice y hace), la segunda es conocer el
entorno ambiental para determinar el contexto de actuación (posibilidades de hacer) y la tercera es
definir un modelo ideal de educación.
Yaguana et al. (2019) por su parte, defiende la postura de que para lograr en el
aula una verdadera educación en valores,
debe comprometerse a cumplir dos principales características: la primera es
referente al alumno, considerándole como
persona vista desde la dignidad humana, investida de valores morales desde los que se potencian sus relaciones, en
el que se cree un clima de respeto mutuo y se tome en cuenta sus características particulares. La segunda
implica vincular a la pedagogía con la empatía y el afecto, en el que se asuma el sentido de la
responsabilidad inherente al educador, así como satisfacer la necesidad de establecer mecanismos de colaboración
entre padres y docentes, con la intensión de desarrollar la autonomía personal en el sentido crítico.
Al analizar el criterio de estos
autores, se considera que para trabajar la educación de valores en el currículum universitario se requiere de una
serie de condiciones: formación psicopedagógica de los docentes universitarios; concepción del
sistema educativo como un proceso dialógico y participativo, en el que docentes y estudiantes asumen la
condición de sujetos; desarrollo del carácter activo del estudiante; y una comunicación profesor – alumno centrada
en el respeto mutuo, la confianza, la autenticidad en las relaciones que propicie la influencia del
docente como modelo educativo.
Boza y Mastro
(2009) consideran que el profesional del derecho debe actuar en función de
valores que tienen connotaciones
particulares en la práctica de la profesión legal, para ello, deberá cuidar,
por ejemplo, no tener conflictos de
interés respecto al asunto. Estos autores dejan claro que la justicia es un
valor que en el marco de la formación
del estudiante de derecho adquiere contenidos específicos que pueden negar incluso la verdad convencional sobre
culpabilidad e inocencia, justicia e injusticia, etcétera.
El estudiante de derecho, debe
aprender y conocer a fondo los valores de la profesión, pues estos son consustanciales al ejercicio de su
profesión. Debe enfrenta un desafío grande en la defensa del orden democrático a través de su participación en
el sistema jurídico del país. Por eso, debe respetar la función de la autoridad y ejercer el derecho,
cualquiera fuere el ámbito en que se desempeñe, con sujeción a los principios de lealtad, buena fe, probidad,
veracidad y honradez (Boza y Mastro, 2009).
Teniéndose en cuenta la pérdida de
valores que se vive en la actualidad y el papel protagónico que le corresponde a la universidad en el rescate y
formación de los mismo, la presente investigación tiene como objetivo reflexionar sobre la relevancia que
tiene para el ejercicio de la profesión que el egresado de la carrera de Derecho de la Universidad Autónoma
Tomas Frías en Bolivia se caracterice por poseerlo.
MÉTODO
La metodología que se utilizó es mixta
(cuantitativa-cualitativa), con las técnicas de la encuesta a estudiantes y la entrevista a docentes. En
la encuesta se empleó como instrumento un cuestionario conformado por nueve preguntas. La entrevista
fue estructurada y constó con cinco interrogantes.
Se eligen para el estudio los alumnos
del primer y segundo año de la carrera de Derecho de la Universidad Autónoma Tomas Frías porque son los que se
encuentran en la etapa inicial donde se busca implementar la instrucción con valores en todo su proceso de
formación y su futura vida profesional. Debido a la cantidad reducida de la población seleccionada se
aplicó la encuesta a la totalidad de los educandos (50 de cada año académico).
Las interrogantes del cuestionario
aplicado a los estudiantes estuvieron relacionadas con conocer si la casa de altos estudios contribuye al
desarrollo humano y social; los desafíos prioritarios de la educación superior de Bolivia; los atributos y
características que todo profesional titulado universitario debería tener; si conciben la universidad como una
institución de ciencia y tecnología en la sociedad; si los valores éticos y morales deberían constituirse como eje
central de la educación superior; si la ética profesional es el pilar fundamental en la formación profesional; las
características que debe poseer un profesional en derecho; y si en el sistema universitario debería
implementarse el enfoque de formación basada en competencias.
En la entrevista a los docentes se
quiso conocer fundamentalmente si creen que es tarea de la universidad formar valores, aquellos que consideran en
los que se debe incidir, el principal objetivo de la institución educativa en esta labor y la forma en la que
se podrá medir su formación y desarrollo. Para procesar la información se empleó el software SPSS,
versión 23.
RESULTADOS
Una vez aplicada la encuesta a los 100
estudiantes del primer y segundo año de la carrera de derecho, se tabularon los resultados. La primera pregunta
estuvo enfocada en conocer si consideran que la
educación superior contribuye al
desarrollo humano y social, a lo que el 100% respondió de manera afirmativa.
De esta manera se reconoce el papel que
juega la universidad y la labor que realiza en la formación humana, no solo en lo profesional. Sin embargo, a pesar
de las acciones intencionadas que se ejecutan en estas casas de altos estudios, se evidencia que en los
jóvenes de estos tiempos existe una pérdida progresiva de los valores, esto se asocia a la influencia de su entorno
social y el avance tecnológico.
Fue interés del estudio poner a
valoración los desafíos prioritarios de la educación superior de Bolivia relacionados con el desarrollo humano y
social. En el gráfico 1 se aprecia que el 35% de los encuestados consideran que es la formación con valores
morales, el 30% mencionan que deberían ser formados con idoneidad para ejercer su profesión y
contribuir así en el desarrollo de la sociedad, el 20% señalan que los abogados deberían poseer paciencia y
comprensión como una más de sus virtudes y el 15% afirma que también existe el desafíos en la formación
con eficiencia y honestidad.
Gráfico 1.
Representación gráfica de la pregunta
sobre los desafíos prioritarios de la educación superior de Bolivia relacionados con el desarrollo humano y
social.
Fuente: Elaboración propia.
En otra pregunta del cuestionario debían
indicar cuales son los atributos y características que todo profesional titulado universitario debería
tener. Como se representa en el gráfico 2, el 35% de los estudiantes dijo que es necesario tener ética y moral,
esto coadyuva con responsabilidad al desarrollo humano de la sociedad, el 27% consideró que la integridad,
el 20% que la especialización y el 18% se fue por la eficacia y eficiencia en el desempeño de sus funciones.
Gráfico 2.
Representación gráfica de la pregunta
sobre los atributos y características que todo profesional titulado universitario debería tener
Fuente: Elaboración propia.
Ante la interrogante de si consideran
que la universidad es una institución de ciencia y tecnología en la sociedad, el 85% indicó afirmativamente, sin
embargo, el 15% señalaron que no cumple con su rol de pertinencia social.
Entre tanto, sobre si debería
constituirse en el eje central de la educación superior los valores éticos y morales, el 78% de los educandos estuvo de
acuerdo, de esta manera se formarían profesionales con integridad e idoneidad y ética profesional.
El 22% no estuvo de acuerdo, quizás porque piensen que los valores se deberían inculcar en el seno de la
familia y en el nivel primario.
Respecto a si la ética es el pilar
fundamental en la formación profesional, el 65% indicó que si, esta es una característica importante para el
ejercicio de su profesión, sin embargo el 35% de los encuestados consideraron que no, restándole así
importancia al tema.
En relación a la integración de los
saberes: saber conocer, hacer, ser y convivir, como se puede apreciar en el gráfico3, el 62% de la población
encuestada está de acuerdo, pero el 38% están en desacuerdo, se proyectan más por la integración de la teoría
con la práctica en la formación del profesional.
Gráfico 3.
Representación gráfica de la pregunta
sobre la integración de los saberes: saber conocer, hacer, ser y convivir.
Fuente: Elaboración propia.
Ante la interrogante sobre las
características que debe poseer un profesional en derecho, como en el gráfico 4 se indica, el 22% afirman que la
honestidad, el 21% que la responsabilidad con la sociedad, el 20% que el respeto a la vida y a los demás, el
15% que la solidaridad, el 15% que la búsqueda de la justicia y el 7% la libertad en el ejercicio de sus
funciones.
Gráfico 4.
Representación gráfica de la pregunta
sobre las características que debe poseer un profesional en derecho.
Fuente: Elaboración propia.
En relación a si en el sistema
universitario debe implementarse el enfoque de formación basada en competencias, en el gráfico5 se muestra que
el 78% estuvo de acuerdo porque de esta manera se forman profesionales que integran la teoría con la
práctica; además se desarrollarían las habilidades y destrezas que permitan lanzar al mercado laboral
especialistas idóneo, eficiente, eficaz y sobre todo con ética
profesional. El 22% no estuvo de acuerdo
con esto.
Gráfico 5.
Representación gráfica de la pregunta
sobre si los futuros profesionales deberían ser formados con el enfoque de formación basada en competencias.
Fuente: Elaboración propia.
En la entrevista estructurada
realizada a los 10 docentes, una de las preguntas que se les realizó fue si consideraban que era tarea de la
universidad formar valores. Todos estuvieron de acuerdo en que es indispensable y que más que una creencia es
un hecho, porque como dice el estatuto universitario al margen de formar profesionales también es necesario
forma valores personales, individuales y fundamentalmente los profesionales como la ética que debe
tener un egresado de la carrera de Derecho. Esta es la forma de frenar la
corrupción derivada de la falta de valores éticos y morales en el ejercicio de
la profesión. Consideran que aunque se
debe trabajar desde la casa en ese sentido, en la escuela en todos sus niveles
se debe potenciar. Dentro de las
instituciones educativas les corresponde a los educadores esta tarea y
debe ser una actividad transversal.
Sobre los valores en los que se debe
incidir en el proceso de formación en la educación superior expresaron que en la justicia, solidaridad, honestidad,
respeto, lealtad, humildad, patriotismo, responsabilidad y ética profesional. Son del criterio que debe ser
prioritaria la formación de estos valores para que el ejercicio de la profesión llegue a ser un servicio y no
una corrupción.
Sobre cuál sería el principal objetivo
de la universidad para la formación y desarrollo de valores en los estudiantes universitarios, los criterios
indicaron que el crear profesionales íntegros con una formación académica e intelectual, llena de principios
y valores, que tengan calidad humana. Otros opinaron que se ejerza con idoneidad y responsabilidad la
profesión.
Todos los docentes entrevistados
estuvieron de acuerdo en que la educación en valores es un proceso sistémico, pluridimensional, intencional e
integrado que garantiza la formación y el desarrollo de la personalidad consciente; que se concreta a
través de lo curricular, extracurricular y en toda la vida universitaria.
Como pregunta de cierre en la
entrevista se les preguntó sobre cómo podrá la universidad medir la formación y el desarrollo de valores.
Indicaron que no se pueden medir ya que son subjetivos, pero que si hubiera alguna manera seria mediante la
observación de su conducta, esta es la forma que se expresan los valores que poseen.
DISCUSIÓN
En correspondencia con esta
investigación Guillén et al. (2022), realizaron un estudio sobre la
pertinencia de educar en valores. Como
puntos en común al igual con este estudio, los autores consideran que
existe en la actualidad pérdida de
valores y la ética debe estar presente en todo momento del quehacer
educativo. Además, de igual manera, los
sujetos entrevistados ven como algo indispensable el fortalecimiento de
los valores para el ejercicio de su
profesión, pero le atribuyen a la familia el rol fundamentan y los
educadores contribuirían en esta
formación.
León et al. (2021) realizaron una
caracterización de la educación en valores en los estudiantes de las ciencias médicas cubanas. La describen
por ser sistemática, intencional e integrada, y responder a la educación y al desarrollo de la personalidad
del futuro profesional de la salud. Desde la perspectiva de estos autores, se forja a través de lo curricular y
extracurricular durante la formación del estudiante, y continúa a lo largo de la vida profesional.
En México el tema de la formación en
valores en instituciones educativas según Pérez (2019), constituye un retos y desafíos.
Dada la promoción de nuevos modelos de aprendizaje y la reforma educativa que
se promueven y aplican actualmente,
hacen necesario su instrucción entre los estudiantes universitarios con el fin de formar personas y profesionales íntegros,
con conocimientos, habilidades, actitudes, destrezas y competencias al servicio de la sociedad.
En Ecuador, Mendieta et al. (2021)
refiriéndose a la formación de valores en los que se debe trabajar desde las aulas universitarias, enmarcan su
estudio a la empatía y tolerancia que los docentes deben practicar en el ejercicio de las actividades
académicas. Estos autores son del criterio que cuando son puestos en práctica mejoran el ambiente y por ende la
formación de los alumnos para su posterior práctica profesional.
Así como es esta investigación se
obtuvo una aceptación alta (78%) por la implementación del enfoque de formación basada en competencias, la cual
aporta grandes beneficios a la educación en valores, Santamaría y Corbí (2020)
también defiende esta concepción. Estos autores entienden por competencias la
forma en que una persona utiliza todos
sus recursos personales (habilidades, destrezas, actitudes,
conocimientos...). Señalan una serie de
competencias básicas para educar en valores como: ser uno mismo, reconocer al
otro, facilitar el diálogo, regular la
participación, trabajar en equipo, hacer escuela y trabajar en red.
Consideran que estas competencias deben
ser desarrolladas no sólo desde la escuela, sino también desde la familia y
la comunidad en general.
Estudio realizado por Llamas et al.
(2020), analiza los valores que practican los estudiantes de la Universidad Autónoma de Zacatecas en México.
En su investigación diagnostican la crisis respecto al tema, donde pudieron percibir que los alumnos no
son capaces ni de conceptualizarlos ni de vivirlos en el día a día, por lo que aseguran que las
instituciones educativas han fallado en su labor de inculcar valores en los infantes y, por tanto, llegan al nivel
superior carentes de ellos o en el mejor de los casos haciéndoles caso omiso. Ante esto, considerar la
necesidad de incluir estrategias que contribuyan al autodesarrollo en este sentido. Proponen para esto, la
realización de proyectos de emprendimiento social y su inclusión en las presidencias municipales. Desde la
perspectiva de estos autores, enseñar y practicar los valores hacen que la educación responda al interés general
de la sociedad porque estimula y promueve el bienestar y el mejoramiento económico, social y cultural de
todos.
Valverde y Valverde (2019)
investigaron los valores morales por parte de los estudiantes de una
Unidad Educativa en Quito, donde
pudieron percibir crisis en este sentido, la cual repercute en las
relaciones interpersonales y convivencia
con su entorno inmediato. Para contrarrestar esta situación propusieron el desarrollo de una estrategia colaborativa
para el fortalecimiento de valores morales de justicia, respeto, responsabilidad y solidaridad. A través de
los talleres educativos dentro del aula de clase existió una mejora en el conocimiento y la práctica de dichos
valores.
Meriño
et al. (2021), identifica en su investigación los valores que resaltan en el
quehacer de los estudiantes
universitarios dentro del modelo educativo colombiano, detectando que se le
otorga más importancia a la
responsabilidad, honradez, respeto y felicidad, que a otros como la
solidaridad, capacidad de reflexión e
independencia. Defienden el criterio de que aunque los valores se consolidan a
lo largo de un proceso continuo que
comienza en la familia, en la universidad hay que profundizar sus
conductas para lograr profesionales
integrales y competentes. Para que esto se materialice la formación en
valores debe ser parte del currículo, es
necesario trazar nuevas líneas de acción que permitan profundizar en sus conductas y tiene que haber una capacitación
a los docentes para que comprendan los valores e impulsen su formación.
Un estudio realizado también en
Colombia por Gallo y Suárez (2020), evidencia que aunque existen centros universitarios que tienen instaurado
en sus programas académicos asignaturas sobre ética y valores, los mismos aparecen como obligatorios en los
currículos institucionales y han perdido importancia. Además, en la práctica de
enseñanza, los docentes lo imparten más desde una perspectiva empírica y
pragmática que desde una perspectiva
teórica y conceptual, esto se debe a que no se parte de un conocimiento previo
que sirva de apoyo y que fortalezca la
enseñanza de valores en el aula.
Situación similar detectaron Washburn et al. (2022), al analizar la incorporación de la
formación en valores y derechos humanos
en los planes de estudio para la formación de maestros en la carreras de Educación de la Universidad de Costa Rica.
Aunque están presentes en los currículos tanto de manera implícita como explícita, estos se deben
fortalecer capacitándose mejor a los docentes que imparten estos temas. A pesar de esto, se reconoce la
relevancia que tiene este contenido para el futuro ejercicio profesional y para la práctica cotidiana de valores como
el respeto, la tolerancia, la amistad, la empatía en el aula universitaria y la vida cotidiana.
Velasteguí
et al. (2021) desarrollan estrategias educativas para fortalecer el sistema de
valores vinculados a la moral,
expresados en los intereses y motivaciones de los estudiantes universitarios
que cursan las carreras Contabilidad
Auditoría y Administración de Empresas en la Universidad Uniandes extensión Puyo, a través de las asignaturas
recibidas y su vínculo con la realidad social. El aporte se basa en ofrecer desde su aprendizaje fuentes
axiológicas como la amistad, la ética moral, la generosidad, la solidaridad, la honestidad, la
responsabilidad, el respeto, la tolerancia y la cooperación. Proponen entre otras cosas, desarrollar los valores mediante
la discusión de situaciones morales concretas; elaborar guías didácticas a partir de situaciones problémicas actuales que exijan la reflexión y el análisis
en los alumnos; la realización de
talleres que faciliten la asimilación de actitudes y valores; dinámicas de
grupo; desarrollar la comunicación
interpersonal; y profundizar en el sentimiento de identidad nacional.
Palomeque
y Romero (2021), se dedicaron a analizar en la Universidad Juárez Autónoma de
Tabasco en México, con qué frecuencia
llevan a cabo la práctica de valores los jóvenes universitarios, así como
determinar el que más se apega a ellos y
la forma en que influye en su vida cotidiana. Del estudio obtuvieron que
los educandos consideran
que los principales valores que un universitario debe poseer es la responsabilidad, el respeto y la disciplina. Estos resultados
tienen relación con los obtenidos en esta investigación donde los estudiantes consideran que las
características que debe poseer un profesional en derecho es la
honestidad, la responsabilidad con la
sociedad, el respeto a la vida y a los demás, la solidaridad, la búsqueda de
la justicia y la libertad en el
ejercicio de sus funciones.
CONCLUSIONES
Luego de reflexionarse sobre la
relevancia que tiene la formación de valores en los estudiantes de derecho, se considera que es un pilar
indispensable para el ejercicio de su profesión. Un egresado de esta ciencia debe caracterizarse por ser un
profesional íntegro, con una formación académica que le permita ejercer con idoneidad, pero que también sea
una persona justa, responsable, honesta, solidaria, respetuosa, leal, entre otros valores; con apego a las
normas sociales, morales y legales establecidas por la sociedad.
Por ello, en el ámbito de la
educación, es fundamental reconocer que la formación académica no se limita únicamente a la adquisición de
conocimientos y habilidades técnicas. La educación en valores desempeña un papel crucial en la preparación
de los estudiantes, especialmente aquellos que se están formando en la carrera de Derecho. Estos
valores no solo son relevantes para el desarrollo personal de los estudiantes, sino que también son un pilar
indispensable para el ejercicio profesional ético y responsable
En este sentido, la educación en
valores en el contexto de la carrera de Derecho implica transmitir y fomentar principios éticos y morales que son
fundamentales para el ejercicio de la justicia y el respeto por los derechos humanos. Algunos de estos valores
esenciales incluyen la honestidad, la imparcialidad, la responsabilidad, la justicia, la equidad y el
respeto hacia los demás. Estos valores proporcionan una base sólida para que los estudiantes se conviertan
en profesionales íntegros y comprometidos con el bienestar de la sociedad.
Los estudiantes de derecho deben ser
conscientes de la importancia de actuar de manera ética y responsable en su práctica profesional. La
ética y los valores son fundamentales para el correcto ejercicio de la profesión, ya que los abogados tienen
una gran responsabilidad en la defensa de los derechos y la búsqueda de la justicia. La educación en
valores les brinda a los estudiantes las herramientas necesarias para tomar decisiones éticas y enfrentar
dilemas morales que puedan surgir en su carrera.
Además, la educación en valores
fomenta la empatía y la sensibilidad hacia las necesidades y realidades de otras personas. Los futuros abogados deben
comprender la importancia de trabajar en beneficio de la comunidad y luchar por la equidad y la
igualdad de derechos. La empatía y la sensibilidad social les permiten actuar de manera justa y equitativa,
promoviendo un sistema de justicia más inclusivo y accesible para todos.
Es responsabilidad de las
instituciones educativas y los docentes promover la educación en valores
en la formación de los estudiantes de
derecho. Estos valores deben ser integrados en el currículo académico, a través de actividades prácticas, discusiones
éticas, casos de estudio y ejemplos concretos de la aplicación de valores en el ejercicio profesional. Además,
se deben fomentar espacios de reflexión y diálogo que permitan a los estudiantes desarrollar un pensamiento
crítico y ético.
En conclusión, la educación en valores
es un pilar indispensable en la formación de los estudiantes de derecho. Estos valores éticos y morales no solo
contribuyen al desarrollo personal de los estudiantes, sino que también son fundamentales para el
ejercicio profesional responsable y ético. La formación de abogados íntegros, comprometidos con la justicia y los
derechos humanos, requiere de una educación en valores sólida que les brinde las herramientas
necesarias para enfrentar los desafíos éticos y morales que pueden surgir en su práctica profesional.
.
REFERENCIAS
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